domingo, 9 de octubre de 2011

- Poemas -
 



Sonrosado amanecer
1996

SONROSADO AMANECER  (Poemario) 1996, contiene poemas inspirados en los recuerdos personales y familiares, con características sensibles y espirituales que transcienden del corazón a la realidad de la vida del ser humano, transmitiendo un mensaje íntimo, profundo y conmovedor, evocando siempre un mundo de sueños y de visiones del pasado en que vive el autor.

(pag. 4,5,6, 7 y 8 )


SONROSADO AMANECER

 

  Despuntada la mañana

                    como amplia puerta abierta,

                    del cielo azul infinita calma

                    brisa lejana traída a la tierra,

                    sonrosada mañana disuelta

                    sobre las piedras del alma.

 

De verde amarillo de sol

desprendido de lo más alto,

como líneas abanicadas

sumergidas en el propio día,

quedan rosadas vidas dibujadas

en la misma cuesta al cielo.

 

Sonrosado amanecer de “Tauca”

plenitud de alegría del ánima,

brotada del fondo de la esperanza

derramada al centro del cielo queda,

como sonriente aurora suelta

reflejada de idéntica naturaleza.

 

Del poniente una sonrisa

como céfiros tirados al aire,

perdida de ninfa en la hoja

armoniosa color de bosque,

soltados suspiros de tierra

felicidad palpitante tierna.

 


MAESTRA

(Para aquella Maestra que me enseñó a leer

en la Escuela de Segundo Grado de Varones Nº 295 de Tauca - Abril de 1949)

 

¡Oh! Maestra,

qué difícil es traerte al recuerdo

después de tantas primaveras lejanas,

he revoloteado flores de todos los tiempos

hasta llegar a la misma tierra

y encontrarte en mi esperanza.

 

¡Oh! Maestra,

de blanco guardapolvo

y de serena majestad,

todavía vives en el recuerdo

de aquella mi primera escuela,

era día lunes de verde Abril

(mil novecientos cuarentinueve)

llegué a las aulas por vez primera.

 

¡Oh! Maestra,

de regocijada semblanza

de profunda blanca mirada,

reflejada la pizarra de sonrisas

compartías la dócil paciencia,

entretejida de sol tus enseñanzas

recreabas de colores las horas.

 

¡Oh! Maestra,

esparciendo gavillas de oro limón

iluminaste las oscuras estaciones,

la rococidad aguarda de corazón

hoy brotan vertientes aurorales

en reverberantes otoñales de amor.

 

¡Oh! Maestra

sembradora del saber,

seguirás el surco abriendo

en el alba del más allá,

tus discípulos recordando

tu senda jamás olvidarán.

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